Miércoles, 6 de abril III. Treasure Hunt.

Buttercross, el lugar donde comenzó la búsqueda del tesoro, es el punto de encuentro por antonomasia de Winchester. Se trata de un signo de identidad de la ciudad construido en el siglo XV. A punto estuvo de ser vendido a un rico terrateniente en 1770 que lo quería para decorar su jardín. La encendida protesta ciudadana lo impidió.

 



Hoy encontramos la vía principal (High Street) llena de puestos de comida variados. Algunos nos sorprendieron. Ved qué pescado y qué marisco entre otras cosas.

 



Champiñones como txapelas.





Impresionante variedad de aceitunas griegas e italianas. El dueño del puesto las fue traduciendo a gordal, manzanilla, Camporreal, de Aragón, etc.



Dejamos pendiente el monumento a la escafandra que puede verse en la catedral de Winchester. Hoy hemos averiguado que perteneció a William Walker al que se atribuye la salvación de la catedral con sus propias manos a principios del siglo XX.

Los cimientos de madera de la catedral se estaban pudriendo y él solito, día a día buceando, fue reemplazando la madera podrida durante seis años.

 

 

Hoy fisgamos una barbería un tanto peculiar:

 

 

 

y una confitería:

 

 

 

Nos despedimos con un cartel motivacional a la entrada de un pub.

 

 

 

Ah, y el perro os desea buenas noches.